CUANDO GONGORA VISITO AYAMONTE
Luis de Góngora y Argote (Córdoba, 11 de julio de 1561 – ibídem, 23 de mayo de 1627) fue un poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro, máximo exponente de la corriente literaria conocida, más tarde y con simplificación perpetuada a lo largo de siglos, como culteranismo o gongorismo, cuya obra será imitada tanto en su siglo como en los siglos posteriores en Europa y América.
Luis de Góngora y Argote (Córdoba, 11 de julio de 1561 – ibídem, 23 de mayo de 1627) fue un poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro, máximo exponente de la corriente literaria conocida, más tarde y con simplificación perpetuada a lo largo de siglos, como culteranismo o gongorismo, cuya obra será imitada tanto en su siglo como en los siglos posteriores en Europa y América.
En 1607, el poeta cordobés se hallaba gozando de la hospitalidad de los Marqueses en su Palacio de Ayamonte, por el gran número de sonetos y poesías, se piensa que estaba atraído por la hija del Marques, Doña Brianda, o incluso se ha insinuado enamorado también platónicamente de la Marquesa.
De esta forma, al combinarse la religiosidad y la cultura encontramos los resultados que todavía hoy perduran y que no es ni más ni menos que nuestra propia historia común de todos los ayamontinos. En 1607, el poeta cordobés se hallaba gozando de la hospitalidad de los Marqueses en su Palacio de Ayamonte, por el gran número de sonetos y poesías, se piensa que estaba atraído por la hija del Marques, Doña Brianda, o incluso se ha insinuado enamorado también platónicamente de la Marquesa.
De esta forma, al combinarse la religiosidad y la cultura encontramos los resultados que todavía hoy perduran y que no es ni más ni menos que nuestra propia historia común de todos los ayamontinos.
De esta forma, al combinarse la religiosidad y la cultura encontramos los resultados que todavía hoy perduran y que no es ni más ni menos que nuestra propia historia común de todos los ayamontinos. En 1607, el poeta cordobés se hallaba gozando de la hospitalidad de los Marqueses en su Palacio de Ayamonte, por el gran número de sonetos y poesías, se piensa que estaba atraído por la hija del Marques, Doña Brianda, o incluso se ha insinuado enamorado también platónicamente de la Marquesa.
De esta forma, al combinarse la religiosidad y la cultura encontramos los resultados que todavía hoy perduran y que no es ni más ni menos que nuestra propia historia común de todos los ayamontinos.
A LA MARQUESA DE AYAMONTE, DÁNDOLE UNAS PIEDRAS BEZARES QUE A ÉL LE HABÍA DADO UN ENFERMO (año 1607)
Corona de Ayamonte, honor del día,
estas piedras que dio un infermo
a un sano hoy os tiro,
mas no escondo la mano,
porque no digan que es cordobesía;
que dar piedras a Vuestra Señoría
tirallas es por medio de ese llano:
pesadas señas de un deseo liviano,
lisonjas duras de la Musa mía.
Término sean, pues, y fundamento
de vuestro imperio, y de mi fe constante
tributo humilde, si no ofrecimiento.
Camino, y sin pasar más adelante,
a vuestra deidad hago el rendimiento
que al montón de Mercurio el caminante.
Corona de Ayamonte, honor del día,
estas piedras que dio un infermo
a un sano hoy os tiro,
mas no escondo la mano,
porque no digan que es cordobesía;
que dar piedras a Vuestra Señoría
tirallas es por medio de ese llano:
pesadas señas de un deseo liviano,
lisonjas duras de la Musa mía.
Término sean, pues, y fundamento
de vuestro imperio, y de mi fe constante
tributo humilde, si no ofrecimiento.
Camino, y sin pasar más adelante,
a vuestra deidad hago el rendimiento
que al montón de Mercurio el caminante.
AL MARQUÉS DE AYAMONTE (año 1607)
Alta esperanza, gloria del Estado
no sólo de Ayamonte, mas de España,
si quien me da su lira no me engaña,
a más os tiene el cielo destinado.
De vuestra Fama oirá el clarín dorado,
émulo ya del sol, cuanto el mar baña;
que trompas hasta aquí han sido de caña
las que memorias han solicitado.
Alma al tiempo dará, vida a la historia
vuestro nombre inmortal, ¡oh digno esposo
de beldad soberana y peregrina!
Corónense estos muros ya de gloria,
que serán cuna y nido generoso
de sucesión real, si no divina.
Alta esperanza, gloria del Estado
no sólo de Ayamonte, mas de España,
si quien me da su lira no me engaña,
a más os tiene el cielo destinado.
De vuestra Fama oirá el clarín dorado,
émulo ya del sol, cuanto el mar baña;
que trompas hasta aquí han sido de caña
las que memorias han solicitado.
Alma al tiempo dará, vida a la historia
vuestro nombre inmortal, ¡oh digno esposo
de beldad soberana y peregrina!
Corónense estos muros ya de gloria,
que serán cuna y nido generoso
de sucesión real, si no divina.
Cisnes de Guadiana, a sus riberas
llegué, y a vuestra dulce compañía,
cuya suave métrica armonía
desata montes y reduce fieras;
no a escuchar vuestras voces lisonjeras,
sino al segundo ilustrador del día
consagralle la humilde Musa mía,
que cantó burlas y eterniza veras,
al Apolo de España, al de Ayamonte
culto honor. Si labraren vuestras plumas
digna corona a su gloriosa frente,
flores a vuestro estilo dará el monte,
candor a vuestros versos las espumas
de Helicona darán, y de su fuente.
llegué, y a vuestra dulce compañía,
cuya suave métrica armonía
desata montes y reduce fieras;
no a escuchar vuestras voces lisonjeras,
sino al segundo ilustrador del día
consagralle la humilde Musa mía,
que cantó burlas y eterniza veras,
al Apolo de España, al de Ayamonte
culto honor. Si labraren vuestras plumas
digna corona a su gloriosa frente,
flores a vuestro estilo dará el monte,
candor a vuestros versos las espumas
de Helicona darán, y de su fuente.